Por Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en CanadáPinceladas de Cuba - Miembro de Cuba Blog
En el artículo anterior (“Aves de mal agüero: medidas difíciles y nada gratas”) hable del pueblo de Cuba, como un pueblo desconocido. Claro que no me refiero a todo el pueblo, sino a aquellos que nacieron, se criaron y se educaron bajo un sistema verdaderamente abominable de formación de niños y jóvenes, la mayoría de los cuales se desarrollaron lejos de sus familias, en instituciones creadas para esos fines perversos, de destrucción de los valores y principios sobre los cuales durante más de doscientos años, se erigieron decenas de generaciones en el seno de las familias cubanas. Son los niños institucionalizados, los llamados sin familia. Tampoco diría que son todos, pero sí una parte significativa.
Recuerdo mi estancia en Miami como el inicio de ese súbito sentimiento. El viejo exilio casi no entendía el lenguaje de los recién llegados, ni su comportamiento, ni la falta de ética frente a la hospitalidad que sus familiares les brindaban: creían que podían vivir sin trabajar, a expensas de la familia por seculo seculorum.
Esta actitud llevó a las familias del exilio, a no querer saber nada de esos nuevos “exiliados”.
Y es que, el pueblo de Cuba vive totalmente enajenado. No sabe cómo se vive en el exterior y, piensan que todos somos ricos, porque así lo ven en las películas americanas. Para ellos, los dólares los producen los árboles y, están caídos en el suelo por todas partes, como las hojas del otoño. Y piden, piden y piden cada vez más.
No tienen ni la más remota idea de que, el 98% de los exiliados, son trabajadores, que tienen que trabajar muy duro para sostenerse ellos y sus familias. Y que cuando mandan dinero, están mandando parte importante de sus ahorros para el futuro.
El exilio ha visto con ojos asombrados, como esos “muertos de hambre”, salían a comprar motos, computadoras, videos, celulares y más de 300 mil ya han pasado por los hoteles de lujo de la Habana, Varadero y otras partes del país.
¿Son realmente muertos de hambre o son una horda de vividores del esfuerzo ajeno?
Cuando los familiares del exilio van a Cuba, deseosos de ver a los suyos, les sacan hasta el último centavo, sin sonrojo ni penas. Después vendrá la parte más amarga: pagar miles de dólares de sus tarjetas de crédito, saqueadas sin escrúpulos por personas que, en realidad, no quieren a nadie, como dice la canción.
Son muy pocos los padres, madres, abuelos y hermanos del destierro, que reciben una simple tarjeta de felicitación por sus cumpleaños, o por el día de los padres o madres. No una tarjeta: una simple y sencilla carta deseando felicidades y preguntando por la salud de sus seres desterrados.
Muchos de esos familiares desterrados, que han ayudado a los que quedaron en Cuba, se han muerto prácticamente solos y en la miseria, sin recibir nada de aquellos que fueron ayudados.
Cuando uno observa con detenimiento a ese pueblo, a esas personas, uno se da cuenta de cuan desconocidos son ellos y, se pregunta… ¿A dónde fue a parar la decencia, la delicadeza, la gentileza, la educación y los sentimientos de familia, los lazos de la amistad y los principios de la educación sentimental de esas personas? ¿Que ha pasado con la vergüenza, la conducta honrada, la compasión y el orgullo del cubano?
Pero no es sólo en el campo familiar: es simplemente en todos los campos de la vida. Hay un gran desprecio por el prójimo, por su comunidad y por su sociedad.
Ese es el hombre nuevo, un lobo solitario del sálvese el que pueda. Un individuo ignorante, vulgar, inmoral y de muchas caras, todas despreciables. Eso explica que muchas madres y padres, se sientan orgullosos de que sus hijas sean “jineteras” (prostitutas), todo porque llevan a la casa el dinero de su infamia. Es la bajeza como Escudo de Armas
Cuando llegan al exilio- como los casos de Dashiell Torralba y el último de Yotuhel Montané, incluyendo a los que se dedican al narcotráfico y los fraudes al Medicare – no se adaptan a la vida honrada y de trabajo. Buscan el dinero fácil y rápido, sin sacrificios ni tardanzas. Y se convierten en miserables, ratones, que tratan de vivir de los otros. En ellos, el robo, la avaricia y la “Dolce Vita”, son pergaminos de la honra.
Como escriben los periodistas independientes, ese ser desconocido no puede ver el bienestar y la felicidad de otra persona. Trata por todos los medios, de hacerle la vida imposible. Se vive de la envidia y por la envidia, del hacer mal por hacer mal. Hay un rencor profundo contra el vecino.
Ese es el mismo individuo que va a las concentraciones “revolucionarias”, a mover las banderitas y a gritar viva Fidel, y luego sale a preparar los robos que le permitirán vivir con la otra cara. No existe la conciencia ciudadana y una cultura cívica, que los empuje a luchar a cara descubierta por sus libertades y derechos. Hay un grupo muy reducido de ese pueblo, que tiene la vergüenza, los principios y el coraje para luchar no sólo por ellos, sino por todos los cubanos. Ellos son los reales héroes de la sociedad cubana.
El sistema castrista no solamente ha creado a este bochorno de individuo, sino que le ha educado en el miedo, la obediencia y la servidumbre. Las armas para crear a semejante individuo, son el hambre, la represión, el terror, las mentiras y la más absoluta desinformación.
Un futuro democrático en Cuba, tendrá que arar con esos bueyes.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
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Feminist fatale
Fa 12 anys
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