Armando de Armas,otro cubano, Juan Carlos Romero Mestrele hace esta entrevista:
autor cubano de las novelas La Tabla (Fundación Hispano Cubana, Madrid, 2008) y Caballeros en el Tiempo (Atmósfera Literaria, Madrid, 2013 ), así como de Mitos del antiexilio, libro de ensayos publicado en Miami en 2007 y traducido al italiano por el sello Spirali y al inglés posteriormente, y de dos colecciones de relatos: Mala jugada (Miami, 1996, The WriteDeal, 2012) y Carga de la Caballería (Miami, 2006), lleva años en Miami, desde donde escribe para periódicos y revistas de Estados Unidos y Europa.
Desde Madrid, España, otro cubano, Juan Carlos Romero Mestrele hace esta entrevista:
¿En qué momento decidió que quería escribir?
Nunca lo decidí. Era una posibilidad pospuesta desde siempre hasta
que un día, a los 28 años, un tajo de 22 puntos en mi hombro derecho me
mandó al hospital y allí, sin nada mejor que hacer y con la mano zurda,
empecé a pergeñar una serie de relatos que terminó siendo un libro de
unas 300 cuartillas que, afortunadamente, decidí después incinerar.
¿Qué le aporta la escritura y la literatura, piensas que vale todo en la literatura?
La escritura para mí no es una virtud, es un vicio. La droga que me
sostiene en la degeneración acelerada del mundo moderno. Creo que el
único pecado en literatura es que no sea buena literatura; que no sea.
¿Qué es necesario para que una novela interese a los lectores?
Toda novela, todo autor, trae bajo el brazo el pan de sus propios lectores.
¿Cuáles son sus géneros favoritos en la lectura, sus autores y quiénes le han influido más?
Antes la novela y los relatos. Ahora cada vez más la historia, la
filosofía y los estudios de religiones comparadas. Me han influido la
novela de caballería y la novela de la picaresca, todo el Siglo de Oro
español, la Biblia, las crónicas de la conquista, la novelística europea
del XIX, la narrativa norteamericana del XX. Homero, Borges, Hemingway,
Hesse, James, Faulkner, Carpentier, Bernal Díaz del Castillo, Colon,
Martí, en fin, la lista es larga y variopinta.
¿A qué se dedica cuando no escribe?
Vivo.
¿Cuál es su método de escritura anota lo que se le ocurre?
Anoto, en servilletas, en lo que sea, cuando estaba en una celda
memorizaba un ritornello hasta que pudiera plasmar la idea en un papel.
Los sueños suelen ser buena materia prima para mi escritura, así que los
anoto minuciosamente cuando son interesantes.
¿Sí pudiese ser un libro, cuál sería?
Jajajajajaja. Nunca se me ocurriría. Menos en Cuba donde a veces los libros se usan para fines inconfesables.
¿En qué proyecto se encuentra sumergido en estos momentos?
Reviso las pruebas de galera de una novela corta que sale por estos
días en España, Caballeros en el Tiempo, y doy los toques finales a una
extensa novela histórica.
¿Se escribe por placer o también por dinero y reconocimiento?
Se escribe porque no hay otra opción y, claro, si dinero y reconocimiento vienen, son bienvenidos.
¿Dominas los recursos de estilo, las figuras literarias o escribes con estilo propio y sigues experimentando y aprendiendo?
Para mí la escritura es un acto mediúmnico, después viene el pulir; el hacer funcionar el detector de mierda.
Se habla que los escritores deben cuidar y ofrecer obras
depuradas utilizando recursos narrativos o encuentras bien que lo que se
cuenta, se limite a contar como se cuenta en la sobremesa?
Prefiero contar como en la sobremesa, de hecho entre mis influencias
literarias había olvidado mencionarle las narraciones orales que, en la
sobremesa, escuchaba de mis abuelos, uno sobre sus experiencias como
inmigrante español y el otro sobre su participación en la Guerra de
Independencia. De mi abuela María Quintaba escuché por ejemplo las
historias de tirante el Blanco y Genoveva de Brabante. Creo que en mi
escritura hay mucho de esa oralidad.
¿Crees que la literatura cubana esta de moda y que el escritor, en tanto figura pública tiene responsabilidad social?
Detesto las modas, la modernidad en general. El escritor tiene
responsabilidad ante su obra pero en el caso peculiar de Cuba, que
padece una feroz tiranía comunista, la más feroz en un hemisferio
pródigo por demás en feroces tiranías, bueno, entonces el escritor, que
no es un ente de otro planeta, aunque a veces lo parezca, tiene una
ineludible responsabilidad, no con lo social, sino con la libertad.
¿Cómo le ha cambiado el mundo de la tecnología y el e-book?
Mire usted, yo detesto la tecnología y sus artilugios espejeantes,
creo que en cuanto a tecnología la humanidad debió quedarse en
la del Sacro Imperio Romano Germánico en la época de su apogeo pero,
paradójicamente, he sido muy favorecido por la Internet debido a que un
hombre como yo, que piensa como yo pienso, era muy vulnerable a la
censura en tiempos de la imprenta, de los libros y los diarios de papel,
donde el espíritu epocal tenía la voluntad de destacar a los
intelectuales de lo políticamente correcto, esos que repiten las mismas
sonseras de siempre, mientras que ahora se hace más difícil por la
Internet que ha venido a democratizar la edición y la información. No
digo que sea bueno el que se haya democratizado la edición y la
información, digo que a mí me ha favorecido.
¿Sentías que habías nacido con vocación literaria, cuales son tus verdaderos orígenes en ese sentido?
Yo no sé si esto es vocación. Pero pronto supe que lo único decente
que podía hacer bien era escribir. Podía, por poner un ejemplo, birlar
carteras con habilidad, pero no es decente ir por este mundo birlando
las carteras del prójimo. Para las profesiones decentes era una nulidad.
Tampoco creo que la escritura sea una actividad decente, si lo ves bien
tiene mucho de parasitaria, pero sería al menos la más decente a qué
podía dedicarme.
¿Lamentas que tu vida literaria no se hubiera desarrollado en otro medio más propicio?
Pipo el Cojo, un amigo ya muerto, Mokongo de la Sociedad Secreta
Abakuá que se ganará el epíteto por un balazo en una pierna durante “una
aclaración de conceptos”, solía decir sabiamente que cada cual vive lo
que le toca y punto.
¿Crees que la literatura cubana a veces tiene serios altibajos?
Creo que tiene siempre serios bajos y a veces, sólo a veces, algún alti.
¿Qué libros han cambiado tu vida?
No creo que ningún libro tenga el poder de cambiar una vida.
El regreso, la nostalgia, el sufrimiento causado por el deseo
incumplido de regresar. ¿Tienes la obsesión del regreso a tenor de los
nuevos cambios?
Sólo regresaría cuando los comunistas, esa morralla, no manden en Cuba.
¿Has tenido que esquivar la censura en tus escritos?
La verdad que no, nunca publiqué mi literatura en Cuba y aunque en el
mundo libre también hay censura, la de lo políticamente correcto que,
en alguna medida es una extensión de la censura de los comunistas en
tanto controladores del espectro cultural en occidente, siempre hay la
opción de encontrar una editorial afín, por ejemplo, mi novela La tabla,
tardó 18 años en ser publicada, de ellos al menos 14 luego de haber
escapado con ella de la isla, rechazada por importantes editoriales aún
después de haber sido finalista en importantes premios de esas mismas
editoriales.
¿Hay algún género más eficaz para trascribir la realidad cubana?
Creo que todos podrían serlo, si el autor tiene talento.
¿Crees que la cultura cubana tiene déficit de monografías,
memorias históricas que den profundidad a esta cultura?; cómo se puede
suplir este vacío?
Hubo al menos un momento en que no fue así, a finales del siglo XVIII
con don Francisco de Arango y Parreño, la mente más brillante de Cuba
al decir del historiador Manuel Moreno Fraginals, y los prohombres del
Papel Periódico de La Habana. Pero todo eso se perdió con la posterior
escabechina de las élites isleñas inmersas en el independentismo.
¿Sin memoria histórica no hay imaginación?
La hay, pero sería más bien imaginería.
¿Qué significado tiene para ti la ciudad dónde has vivido la mayor parte de tu vida?
Mire usted, me ha hecho caer en la cuenta de que Miami es la ciudad
donde más tiempo de mi vida he vivido. Miami significa libertad. Saber
que a las tres de la madrugaba no va a venir la Policía Política a
echarme la puerta abajo para incautarme un manuscrito; o lo que se le
antoje.
¿Qué objetivo persiguen sus libros?
Ninguno.
¿Qué mensaje desea transmitirles a los cubanos y a sus lectores en el próximo año 2014?
A los lectores que lean. A los cubanos, algo sabio que decía Martí:
“La libertad cuesta muy cara, y es necesario o resignarse a vivir sin
ella o decidirse a comprarla por su precio.”
Feminist fatale
Fa 12 anys
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